Un grupo de 38 mujeres con diagnóstico oncológico y acompañadas por sus médicos recorrerán 50 kilómetros por la montaña hasta el memorial del “Milagro de los Andes”, en Mendoza. Tres de ellas son uruguayas, una de ellas, duraznense.
En ese desafío estarán Lucía “Lula” Andrade, que fue invitada por la médica oncóloga María Guerrina Valeta, que fue médico tratante de Lucía y además, perdió a un tío (José Valetta) en el accidente de Los Andes. La tercera uruguaya es la médico oncóloga Valentina Reyes.
La llegada hasta los 3.500 metros de altura, en plena Cordillera de los Andes es el símbolo del arduo camino personal que cada una de estas mujeres ha enfrentado al luchar contra el cáncer de mamas.
“Voy como una forma de cerrar un ciclo, de acompañar a mi oncóloga, esta vuelta a la vida activa” contó Lula antes de iniciar su viaje.
El cáncer de mama es el tumor más prevalente a nivel mundial. Así lo indican los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que señalan que, en 2020, 2,3 millones de personas fueron diagnosticadas con la patología. Frente a este escenario, emerge una buena noticia: la mortalidad global se redujo un 40% en los últimos 40 años, debido a la optimización de las herramientas de screening y las maniobras terapéuticas que hoy tienden a ser más personalizadas y efectivas.
Como ejemplo inspirador y de superación, la iniciativa en la Cordillera de los Andes fue organizada por el oncólogo Fernando Petracci, del Instituto Alexander Fleming (IAF) y contó con la colaboración de Novartis, el laboratorio Jayor y Starbucks.
El “Milagro de los Andes” es el lugar donde en 1972 se estrelló el avión en el que viajaban los jugadores de rugby del Old Christian’s Club de Uruguay. Allí aún permanecen partes del fuselaje y si bien el accidente tuvo un saldo trágico de 29 muertos, hoy es recordado como un hito de superación por los 16 jóvenes que sobrevivieron en un clima extremadamente hostil y sin experiencia de montaña. El espíritu de la iniciativa es resignificar la conceptualización de tipo de patologías.
“No se trata de una lucha, ni una guerra, ni de que alguien gane o pierda. La idea es transmitir que uno puede tener cáncer y se puede recuperar; pero principalmente que se puede tener cáncer de forma metastásica y tener una vida. Comprender que no es sinónimo de muerte, sino de tratamiento crónico”, agregó Petracci.
La primera travesía fue registrada en un documental que se puede ver en www.devueltaalavida.com y se convirtió en una fuente de inspiración para otras mujeres que transitan la enfermedad e hizo que a muchas les “picara el bichito” de participar de una experiencia así.
Según los testimonios de participantes, los primeros kilómetros alcanzaron para vivir en carne propia el significado de respeto por la montaña. Las dificultades que habían visto en las filmaciones del documental, se convirtieron en realidad cuando tenían que ponerle el cuerpo a largas horas de trekking en un terreno desconocido y repleto de obstáculos. Durante el primer día, muchas se enfrentaron con su “muro”, esa sensación de agotamiento que experimentan los maratonistas en las pruebas más exigentes y que los deja al borde de abandonar, algo que de a poco van superando.
El momento más emotivo es la llegada el memorial, los guías de montaña acompañan a las pacientes en el último tramo y en la cima del Valle de las Lágrimas las esperan sus médicos.
Una vuelta a la vida que todas estas mujeres han podido disfrutar y que en este viaje por las montañas, enfrentando miedos, desafíos, haciendo equipos para salir adelante, sin dudas les dará una experiencia enriquecedora y fortalecedora para su futuro.