Giovanna María González Ríos, de 39 años, es la mayor de 7 hermanos. Los padres la criaron con millones de carencias, con lo que se podía. Vivían en el Barrio Sanducito, aunque también frecuentaba mucho la casa de los abuelos en el Barrio Aguas Corrientes. Concurre a la Escuela Nº 10 hasta 4º año y después va a la Escuela Nº 35 de Sandú.
Por Anabela Prieto Zarza
En su casa existía una quinta que proveía; la madre es funcionaria del INAU y fue el sustento económico fijo de la familia, ya que el padre trabajaba en changas. Giovanna colaboraba, se hacía cargo de sus hermanos.
Secundaria la hizo en el Liceo 2, hasta 4º año, porque formó su familia súper joven. Cuando tenía 18 años nació Cristian, su primer niño. Las cosas se pusieron difíciles: el bebé tuvo meningitis, pero gracias a Dios todo pasó. Hoy Cristian Castro es un hermoso joven de 21 años, papá de Tomás de casi 2 meses. “Todavía no he caído en que soy abuela”, dice reflexiva.
En esa época vivía en la casa de los suegros; formar su familia la alejó de los estudios y tuvo que salir a trabajar. Miguel Castro, su compañero de vida, es funcionario municipal, trabaja en una retro, pero no era suficiente. Además, a los 3 años nace su segunda hija, Antonella, que hoy tiene 18 años.
Su primera experiencia laboral fue en Chic Parisien, donde estuvo 8 años. Es súper agradecida con esa etapa de su vida, porque todo lo aprendido le sirvió para lo que venía después.
Ella estaba bien allí, pero como toda mujer que trabaja, no podía disfrutar de la crianza de sus hijos como quería, estando más presente. Entonces, antes de renunciar comenzó con un emprendimiento, ofreciendo un servicio que faltara en el barrio.
Primero pensó en una papelería, dado que tiene la Escuela a 3 cuadras, pero lo desestimó porque una vecina tenía un negocio del rubro (que lo mantiene hasta hoy), y buscó otras alternativas. También estaba el Hipódromo cerca y en la zona no había nadie que vendiera raciones. Se dio cuenta de que era por ahí. Sacó un préstamo chiquito y compró mercadería para pequeños y grandes animales. Empezó con 4 bolsas de ración que un colega le vendió para pagar después. Siguió un año más en Chic. Salía de allí para continuar en su negocio propio, hasta lograr afirmarse un poco.
Empezó a hacer ferias los domingos. La gente en la feria la conocía y después pasaba por el local, lo cual ocurre hasta hoy. Siguen haciendo feria gracias a Miguel que ha tomado esta actividad bajo su responsabilidad. Sigue siendo una buena vidriera. Miguel es un gran colaborador en la empresa, con ella, sobre todo cuando tiene libre en su trabajo.
La empresa se llama AGROVETERINARIA CRISAN por sus dos hijos mayores. Cuando Giovanna tiene 32 años llega Mateo, que hoy tiene 7 años.
Comenzó a crecer. Escuchaba a los clientes. Le pedían cosas que no vendía y las incorporaba. Fundamentalmente los clientes del barrio. A los dos o tres años comenzó a capacitarse para pararse más firme en su rubro: cursos de baño y esquila, hasta el de ayudante veterinaria.
El crecimiento se fue dando a ritmo constante, con seguridad y contundencia. Afirma: “sigo creciendo”.
Hoy los rubros que maneja son: indumentaria (es imponente lo que tienen, les invito a visitarlos), talabartería, todo lo relacionado a pequeños y grandes animales (desde alimentos hasta accesorios para
pequeños y desde la alfalfa hasta el recado para grandes), acuarios e insumos correspondientes, artículos de jardinería… y la lista sigue.
Pudo comprarle un terreno a un vecino y construyó un galpón grande que usa como depósito. La empresa se ubica en Julián Blanco esquina Etchechuri.
Tiene Facebook e Instagram si quieren visitar sus redes: Agroveterinaria Crisan; pero les recomiendo visitar el local.
Hace un año y medio, por necesidad de los clientes, siempre del barrio, y como una posibilidad de cerrar la oferta de servicios, incorpora el Consultorio Veterinario. Hoy dos profesionales, médicos veterinarios, trabajan en la empresa. La capacitación realizada le permite trabajar con ellos, colaborar en una cirugía, estar presente.
Su rol en la empresa la obliga a estar en todos los detalles. El celular no paró de sonar ni ella de contestar, dar instrucciones y definir acciones. Pude percibir que conoce en profundidad cada detalle, desde los proveedores hasta los clientes. Se hace cargo de todo: contaduría, proveedores, pagos, personal, liquidaciones de sueldos. Todo. Y venía de llevar a Mateo a la Escuela, o sea que también está allí, en esas cosas cotidianas de mamá.
Durante toda la entrevista se expresa hablando de “nosotros”, y es porque siempre se refiere a su equipo, al que valora profundamente. Genera 7 puestos directos además del propio, e indirectos muchos más.
Valora en sus colaboradores la asistencia, responsabilidad, posibilidad de integrarse a un ambiente familiar. Exige amabilidad porque se deben a los clientes. Agrega: “tenemos clientes que están desde el día uno, ¿cómo no los vamos a cuidar? Es tan importante mantener a los clientes como captar nuevos”. Y pide fidelidad.
Cree que la mejor propaganda es el boca a boca, y eso es posible gracias a clientes satisfechos. Dos colaboradoras que trabajan con ella, una amiga y una prima, levantan a sus hijos de la Escuela y quedan en su casa durante el horario laboral (la casa es pegada al local comercial). Una oportunidad que en pocos lados te dan.
Emociona cuando cuenta el apoyo recibido por algunos clientes en sus inicios. Un cliente viejito, que ya no está en este plano, trabajador, muchas veces le prestó dinero por iniciativa propia para que comprara mercadería. No eran montos significativos, pero recuerda la acción, máxime que venía de una persona humilde. Otra anécdota es que repartía en una moto porque no tenía otra cosa; iba a Montevideo a buscar mercadería en una camioneta prestada con un tráiler porque tampoco tenía otra cosa. “Nada llega de casualidad y sin esfuerzo”, mira hacia atrás y celebra el camino recorrido. “No es mágico, exige constancia, disciplina y mucho trabajo”.
Hasta hace un tiempo Giovanna hacía la esquila y los baños, era la chofer del camión. “Gracias a Dios estas cosas ya las hacen los colaboradores”, dice. Y yo agrego: y gracias a su esfuerzo, constancia y planificación. Dice que tiene un buen equipo de trabajo, al que estimula a superarse a través de incentivos económicos. Promueve la cooperación entre ellos, por eso el incentivo es grupal si se cumplen los objetivos del mes.
En un negocio que parece muy vinculado a lo masculino, tuvo que adaptarse. Al principio le costó un poco. “Me vendían gato por liebre, pero me fui haciendo. Trabajaba con muchísimos hombres, pero nunca me faltaron el respeto a pesar de que empecé muy joven, con apenas 27 años”. Cree que hay que saber darse su lugar. No permite que nadie de su equipo le falte el respeto a nadie, tampoco permite que nadie les falte el respeto a ellos.
En sus tiempos libres, los fines de semana, practica MOUNTAIN BIKE (MTB). Dice que no hacía ningún tipo de ejercicio cuando una amiga la invitó a andar en bici. “Me costó horrible, pero con el tiempo le agarré el gustito y hoy es mi otra pasión”. No pregunté, pero igual que ustedes, sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que su primera pasión es su Empresa.
Le gusta pasear. Durante muchos años no tuvo licencia. “Ahora sí me tomo una semana de licencia y alguna escapadita algún fin de semana”. Nuevamente recalca, y me parece importante transmitirlo en una
época en que la gente quiere las cosas ya, que tener una semana de vacaciones al año y algún fin de semana, “se logró después de muchísimos años de trabajo”.
Es solidaria. No forma parte de ninguna organización, pero cuando se la necesita está. Colabora con Protectora de Animales con alimentos, y nombra a Mónica Guanco.
Sueña con que el local se pueda manejar solo, tener una estructura que se lo permita, alcanzar una estabilidad económica que le permita disfrutar con tranquilidad de lo cotidiano, de las pequeñas cosas y de las grandes como la familia.
Sin creerse ejemplo de nada, está convencida de que “todos podemos; si yo pude, todos pueden. El límite es la meta que uno se proponga. Aprendí el yo quiero, el yo puedo. Creo en mí más que en nadie. El proceso es difícil. No es de un día para el otro, pero hoy estoy orgullosa de todo lo logrado porque puedo disfrutar de lo que me gusta”.
