Un autor uruguayo que transformó lo simple en un mundo inquietante.
Jorge Mario Varlotta (Montevideo, 1940 – 2004), conocido como Mario Levrero, es una de las figuras más singulares e influyentes de la literatura uruguaya contemporánea. Su obra escapa a cualquier clasificación estricta: mezcla diarios personales, introspección, humor extraño, sueños, observaciones domésticas y un modo particular de narrar que vuelve lo cotidiano en algo inquietante y profundamente humano.
Levrero comenzó escribiendo relatos breves y novelas donde lo fantástico aparece sin estridencias, casi como una extensión natural de la vida diaria. Se lo ha comparado con Kafka, pero él siempre se mantuvo en un territorio propio, más cercano a lo íntimo y a la exploración de la mente que a las estructuras clásicas de la ficción.
Entre sus libros más reconocidos se encuentran “La novela luminosa”, un diario extenso y confesional publicado póstumamente; “El discurso vacío”, donde reflexiona sobre la escritura y la disciplina personal; “El lugar” y “La ciudad”, que integran una trilogía temprana de atmósferas densas y misteriosas; y la novela paródica “Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo”, un experimento narrativo lleno de humor absurdo.
A lo largo de su vida, Levrero trabajó también como fotógrafo, librero, diseñador gráfico y creador de juegos de ingenio. Vivió temporadas en Buenos Aires y Rosario, donde se vinculó a talleres, editoriales y grupos literarios. En Montevideo mantuvo siempre una presencia discreta, casi culta, aunque cercana a otros escritores y artistas del país.
Su influencia hoy es enorme: diversas generaciones de autores en Uruguay y la región reconocen en él una forma distinta de entender la literatura, más personal, más libre y más ligada a la experiencia interior.
Mario Levrero murió en 2004, pero su obra sigue creciendo en lectores. En tiempos acelerados, su modo de detenerse en los detalles mínimos y mirar hacia adentro resulta más vigente que nunca.
