Martita se define como una mujer tímida, autoexigente, a veces demasiado, a la que le gusta estar disponible para la gente que quiere y que ellos lo sepan.
Por Anabela Prieto Zarza
María Marta Morales Patrón, de 43 años, es hija de Carlos y Martha y la menor de 4 hermanos. Con Diego, su esposo, han conformado una linda familia que se completa con sus tres hijos: Lucía (14), Bautista (12) y Tomás (8). Además de mamá, es tía, madrina y amiga.
Nació y creció en Durazno; fue a la Escuela Nº 6, a los Maristas y terminó el bachillerato en el liceo Rubino. Tiene recuerdos de una infancia divertida, con amigos que mantiene hasta el día de hoy.
Del Colegio San Luis de los Hnos. Maristas recuerda con alegría los campamentos que trataron de mantener durante la época liceal, así como las competencias de handball. Durante su adolescencia contó con una linda barra de amigas y amigos con los cuales podían generar instancias muy divertidas. Cree que pudieron disfrutar mucho debido a que crecieron en una ciudad del interior, lo que les permitía juntarse en la casa de cualquiera, en la plaza, o hacer comidas en el camping los sábados al mediodía. Y siempre con la complicidad del profe de Filosofía, el conocido “Flaco” Gabriel Laluz, que aceptaba recuperar la clase otro día.
Se fue a Montevideo a estudiar Ciencias Económicas, carrera que eligió en primera instancia “un poco por descarte”. Las opciones que tenía una alumna de 5° año a la que le gustaban las letras y también los números la llevaron a inclinarse por humanístico, con la posibilidad de hacer 6° de economía. Cree que pudo haber influido también que su hermano era contador. Reconoce que no es fácil, a esa edad, elegir la carrera que determina en qué vas a trabajar toda tu vida. No se arrepiente: siente que tuvo suerte, porque está convencida de que fue la mejor opción, realmente su vocación.
Como muchas de nosotras, se sentía como una canarita del interior. Recuerda, entre risas, que la primera semana, con una amiga, creían que iban rumbo a 18 de Julio y terminaron en la Torre de Antel. Si bien no le gusta Montevideo para vivir, su permanencia en la capital fue una época de cambios y desafíos que la fortalecieron y ayudaron a forjar su personalidad. En esa etapa también hubo grandes ganancias: construyó vínculos con amigas de fierro que mantiene hasta hoy, y por eso agradece.
Su primera experiencia laboral fue en un laboratorio, donde se desempeñó en el área de contabilidad de costos. Volvió a Durazno en 2010 e ingresó en Estancias del Lago, donde trabajó hasta 2012.
Actualmente se dedica al ejercicio liberal de la profesión y trabaja en un estudio contable con su hermano, con quien comparte carrera.
Por la tarde trabaja en el Centro Comercial. Cuando ingresó, en 2012, se desempeñaba como contadora, sobre todo en el área fiscal y asesoramiento a empresas. Con el tiempo comenzó a dar soporte a la Gerencia y a la Directiva. Hoy, además de trabajar en lo fiscal y apoyar a la Gerencia, acompaña la función gremial del Centro. También interactúa mucho con el Centro Pyme (Durazno y Paso de los Toros), del cual el Centro Comercial es socio estratégico de la Agencia Nacional de Desarrollo.
En 2016, a través del Centro Comercial, vino a Durazno el Ec. Ernesto Talvi. La propuesta era una charla de CERES sobre economía y proyecciones. Todos creían que sería solo eso, y si bien hubo información económica, lo que más impactó fueron los indicadores educativos por departamento y la experiencia del Liceo Impulso. Yo estuve allí; coincido con la mirada y el sentir de María Marta.
“Cuando terminó la charla, todos los comentarios eran positivos. Creo que a todos nos hizo un click en la cabeza: ¿qué futuro podemos pretender sin educación? Y no me refiero solo a lo curricular. Al día siguiente hablé con Susana Bedat, Gerenta del Centro Comercial en aquel momento, y le dije: ‘Tenemos
que hacer esto en Durazno’. Y ahí empezó todo. Empezamos a contactarnos y a sumar personas a ese sueño que hoy es una realidad”.
El Liceo Impacto, ubicado en el barrio Las Higueras, será un instrumento de transformación del futuro de la juventud duraznense gracias al acceso a nuevas oportunidades educativas, en el sentido más amplio de la palabra. El proyecto tiene muchos desafíos. Algunos son diarios, fundamentalmente lograr el sustento económico que permita sostener la operativa.
“En la diaria hay un tremendo equipo que trabaja y tiene la camiseta puesta: el equipo docente y no docente, voluntarios que van todos los días a ayudar. Estamos constantemente tendiendo redes para lograr acuerdos, buscando nuevos benefactores. Y además, cuando le ponemos cara y nombre a esos gurises que están concurriendo, y cuando pensamos en los que vienen, sentimos más responsabilidad que nunca, pero también estamos muy contentos con el trabajo que se viene haciendo”.
A las mujeres con múltiples dedicaciones, la pregunta sobre si la condición de mujer les ha puesto alguna barrera es casi obligada. María Marta responde: “No podría decir que tuve inconvenientes en el ámbito laboral por ser mujer. Hay luchas diarias por ser mujer; si bien como sociedad estamos cambiando, trabajamos las mismas horas que los hombres, pero además generalmente pensamos en qué cocinar, en tener la ropa limpia, en el control pediátrico, etc.”
En sus tiempos libres le encanta conocer nuevos lugares, pasear, viajar. Hoy tiene un gran entretenimiento: el pádel. “Me desenchufa completamente”. También va al gimnasio con amigas: “bien temprano; tomamos mate, pero también hacemos algo”. Y los asados de los domingos son sagrados, una oportunidad de juntarse toda la familia, porque entre semana a veces se complica.
Integra el Colegio de Contadores de Durazno. “Y ya está, nada más… porque en cualquier momento me echan de casa”, dice y se ríe.
Siente que está aprendiendo a controlar las ambiciones, en el buen sentido, y a disfrutar de las pequeñas cosas: “No quiero vivir persiguiendo la zanahoria como el conejo”. Pide salud para sus seres queridos; lo demás irá surgiendo.
Aunque tiene un sueño, que ella considera superficial, pero que igual desea: manejar un camión de los grandes. No tengo dudas de que lo hará.
Cree que todas las personas, de todas las edades, deben tener claro que nadie puede decirles “no podés”, “no debés”, “no tenés edad para”. Y que nosotras, en particular, debemos respetar nuestros tiempos y espacios para estar bien para el resto; tenemos que aprender a decir que no.
