Hoy se cumplen 169 años del nacimiento de Oscar Fingal O’Flahertie Wills Wilde, poeta, dramaturgo y una de las figuras más brillantes y controvertidas del siglo XIX. Nació en Dublín el 16 de octubre de 1854, y desde joven mostró una inteligencia excepcional. Estudió en el Trinity College y más tarde en Oxford, donde ganó el prestigioso premio Newdigate por su poema Ravenna.
Influenciado por pensadores como Walter Pater y John Ruskin, Wilde abrazó la idea del “arte por el arte”, una estética que defendía la belleza como valor supremo, por encima de la moral o la utilidad. Su mirada irónica y su talento para la conversación lo convirtieron en una celebridad de los salones londinenses.
Su única novela, El retrato de Dorian Gray (1891), escandalizó a la sociedad victoriana al explorar el deseo, la vanidad y la corrupción moral. Años después, alcanzó gran éxito con comedias teatrales como La importancia de llamarse Ernesto y El abanico de Lady Windermere, donde desplegó un humor afilado y una crítica elegante a las costumbres de su tiempo.
Pero su vida dio un giro trágico cuando fue condenado por “grave indecencia” debido a su relación con Lord Alfred Douglas. En 1895, tras un juicio público que conmocionó a Inglaterra, fue sentenciado a dos años de trabajos forzados. Al salir de prisión, exiliado y bajo el nombre de Sebastian Melmoth, se instaló en París, donde murió en 1900, con apenas 46 años.
Wilde dejó frases que aún resuenan por su lucidez y sarcasmo. Una de las más citadas refleja su visión sobre la fama y la sociedad:
> “Solo hay una cosa peor que hablen de uno, y es que no hablen.”
Nacido un día como hoy en Dublín, en 1854, Oscar Wilde marcó la literatura universal con su ingenio, su estética provocadora y una vida que se volvió símbolo de libertad y rebeldía frente a la hipocresía de su tiempo.
Hoy se cumplen 169 años del nacimiento de Oscar Fingal O’Flahertie Wills Wilde, poeta, dramaturgo y una de las figuras más brillantes y controvertidas del siglo XIX. Nació en Dublín el 16 de octubre de 1854, y desde joven mostró una inteligencia excepcional. Estudió en el Trinity College y más tarde en Oxford, donde ganó el prestigioso premio Newdigate por su poema Ravenna.
Influenciado por pensadores como Walter Pater y John Ruskin, Wilde abrazó la idea del “arte por el arte”, una estética que defendía la belleza como valor supremo, por encima de la moral o la utilidad. Su mirada irónica y su talento para la conversación lo convirtieron en una celebridad de los salones londinenses.
Su única novela, El retrato de Dorian Gray (1891), escandalizó a la sociedad victoriana al explorar el deseo, la vanidad y la corrupción moral. Años después, alcanzó gran éxito con comedias teatrales como La importancia de llamarse Ernesto y El abanico de Lady Windermere, donde desplegó un humor afilado y una crítica elegante a las costumbres de su tiempo.
Pero su vida dio un giro trágico cuando fue condenado por “grave indecencia” debido a su relación con Lord Alfred Douglas. En 1895, tras un juicio público que conmocionó a Inglaterra, fue sentenciado a dos años de trabajos forzados. Al salir de prisión, exiliado y bajo el nombre de Sebastian Melmoth, se instaló en París, donde murió en 1900, con apenas 46 años.
Wilde dejó frases que aún resuenan por su lucidez y sarcasmo. Una de las más citadas refleja su visión sobre la fama y la sociedad:
> “Solo hay una cosa peor que hablen de uno, y es que no hablen.”
