Carlos Grippo entre luces y exilios

Nacido en 1946 en Molles, Carlos Reyles (Durazno), Carlos Grippo encontró en la pintura un camino para expresar su mundo interior y su vínculo con la memoria. Tras formarse en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Montevideo, su vida artística se expandió primero en Rosario (Argentina), donde trabajó en diseño editorial y textil, y más tarde en Italia, país que lo recibiría por décadas y que se transformaría en el escenario principal de su obra.

En Venecia y Roma, Grippo se integró al Metropolismo, una corriente estética que reflexionaba sobre lo urbano, la comunicación y la vida digital. Allí expuso en galerías de prestigio, fue presentado por figuras como Achille Bonito Oliva y Omar Calabrese, y compartió proyectos de producción gráfica con el escultor Marino Marini. Su pintura, cargada de arquitecturas fantásticas, luces intensas y figuras que dialogaban con el vacío, exploraba la tensión entre pertenencia y exilio.

En Rosario, durante la muestra Ordinario – Extraordinario, llamó la atención una sala casi vacía: una decisión del propio artista, que convertía la ausencia en parte de su poética. Críticos destacaron cómo sus obras funcionaban como relatos simbólicos, con tiempos superpuestos y espacios que evocaban tanto lo íntimo como lo universal.

“El tema de la emigración lo he pintado siempre, desde mis primeros años en la Escuela hasta con más intensidad en Italia”, señaló alguna vez, aludiendo a una constante de su trabajo. Esa mirada se cristalizó en series como Nómadas del bienestar, donde abordaba los desplazamientos físicos y emocionales de los migrantes.

Su obra también alcanzó espacios poco habituales: en una ocasión, Alitalia se interesó en adquirir decenas de sus cuadros para sus clientes VIP, reflejo del valor que su pintura había conquistado más allá de los circuitos estrictamente artísticos.

Aunque buena parte de su vida transcurrió en Europa, Grippo nunca perdió el lazo con su tierra. En 2023, su esposa María Gloria Giammattei donó al Taller de Artes Plásticas de la Intendencia de Durazno los pinceles, telas y materiales que lo acompañaron en su proceso creativo. Fue un gesto simbólico que buscó mantener viva su memoria en el mismo lugar que lo vio nacer, inspirando a nuevas generaciones.

Carlos Grippo falleció el 31 de diciembre de 2020 en Valencia, España. Su legado, sin embargo, permanece vigente: en los lienzos que aún recorren galerías y subastas internacionales, en la memoria de quienes lo conocieron, y en la historia cultural de Durazno, donde su nombre empieza a ocupar el lugar que siempre mereció.