“Dios ha puesto el trabajo por centinela de la virtud”
Confucio
Por Saúl Moisés Piña
En el marco de una sociedad democrática, el 1ro. de mayo tiene características muy particulares. Por un lado los trabajadores asumen en la celebración del “Día de los Trabajadores”, la condición colectiva que le es propia, fruto de siglos de luchas planteadas en los niveles más diferentes y con los más diversos instrumentos. Por otro lado, postulan sus propuestas acordes a las exigencias sociales y económicas del momento. Es esta fecha, es el día de la reafirmación de una identidad y de la presentación solemnizada en fiesta, de derechos y reivindicaciones que se estiman legítimas. Pero es también una fecha oportuna para reflexionar sobre algo que es esencial: la labor colectiva y en armonía, posibilita el engrandecimiento de los pueblos, al tiempo de que cada uno de los que participan con su esfuerzo personal, pueden obtener el bienestar de su familia, contribuyendo con el desarrollo del país. El trabajador debe ser en consecuencia, objeto de reconocimiento y gozar del pleno respeto de sus derechos, lo que en consecuencia también, le genera obligaciones.
El trabajo implica dignidad y tiende a eliminar las condiciones imperfectas de la sociedad y, considerado como el deber esencial del hombre, impiden que se esclavicen o se utilice a otros hombres, como medio para alcanzar lo que se aspira a proveer. Es básico, que la acción sindical no se ha de traducir jamás en desquicio de los auténticos derechos de los trabajadores. Se impone una sana y clara acción gremial. Es fundamental que quienes sean actores de la actividad sindical, deben estar lejos de la politización, desarrollando su trabajo en los conflictos que surgen, con sumo cuidado, ética y extrema prolijidad.
EL EQUILIBRIO NECESARIO
En los países donde el panorama laboral funciona de forma equilibrada, y donde tiene prioridad el país y no intereses sectoriales, se considera que el inversor o el capital, es de cierta forma, una riqueza social, ya que se pone en juego la generación de fuentes laborales, resultando natural
que ello sea objeto de ganancia para sus titulares. Sin obreros el capital no funciona y sin capital no existirían los obreros.
La relación entre el capital y el trabajo se debe cumplir en armonía. La realidad histórica nos muestra, que los pueblos más civilizados han superado sus crisis, no cultivando la lucha de clases y la aversión, entre el que tiene menos al que tiene más. Han enfrentando las crisis, con justicia, tolerancia, sentido fraterno y compromiso con el país.
En el escenario del trabajo, los nuevos tiempos han traído el fenómeno denominado “Robotización”, tema sobre el cual el “ Sindicato de Comercio y Servicios “, advierte sobre la importancia que tiene la reconversión laboral, lo que ya viene afectando las fuentes de ocupación; debiéndose intensificar la tecnificación y sobre todo el cuidado del compromiso laboral.
Ya en Durazno funcionan algunas cajas que operan con código de barras, cumpliendo la labor con rapidez y precisión, cubriendo tareas que antes realizaban personas. Ni que hablar de la tecnificación en la maquinaria rural, que ya exige conocimientos de informática.-
La fiesta total del trabajo, aún aguarda en el alma, en la esperanza y en la confianza de las conciencias de un mejor futuro. Hay mucho por hacer con relación al relacionamiento equilibrado y justo entre el capital y el obrero, cuya relación tiene que ser complementaria y nunca de enfrentamiento. Buena parte de la sociedad uruguaya, no comparte las paralizaciones de actividades y ocupaciones de empresas, que lesionan derechos de los uruguayos.
Tenemos gran esperanza de que prime el dialogo y acuerdos, porque aún quedan bastiones de vigor y responsabilidad, que tienen antecedentes en el valor y compromiso, que le dieron los grandes forjadores del destino uruguayo. Seguramente vendrán tiempos, donde los códigos del entendimiento quedarán sellados entre los orientales, como manera de facilitar el camino de paz y trabajo que aspiramos ,para los que recibirán la herencia de un país , que es necesario adecuarlo a las nuevas realidades ,pero sin perder la esencia original, que tiene un neto cuño artiguista.
Los trabajadores recordaremos el 1º de Mayo, con espíritu de reflexión y esperanza de fortalecer la cadena de la fraternidad en la familia uruguaya.-
