Entrevistamos a Ariel Ferrari de ONAJPU y representantes de los jubilados en BPS en el marco de un encuentro que hicieron en Durazno para hablar de propuestas y modificaciones necesarias que se deben hacer a la reciente reforma de la seguridad social que lleva la edad jubilatoria a los 65 años.
Ariel, ¿qué te trae por Durazno?
El año pasado, como todos los años, ONAJPU hace su congreso cerrando el año. El año pasado fue en noviembre. Este año se adelanta por ser un año especial, el año de elecciones. Y tomamos un conjunto de decisiones, entre ellas, críticos desde el primer día con el modelo de seguridad social que tiene nuestro país. También críticos con la reforma jubilatoria que se aprobó el año pasado, nos planteamos la necesidad de actualizar y construir nuevas propuestas, en el entendido que Uruguay necesita una reforma integral al sistema de seguridad social.
En ese sentido, la representación de los jubilados pensionistas en el BPS. Como iniciativa, además de construir propuestas teniendo rigor técnico, para presentarla a las distintas asociaciones y en ese ida y vuelta también recibir insumos cómo la ven los jubilados y pensionistas.
Tratando de demostrar que esa UNAJPU es una organización nacional, que es la más representativa de jubilados y pensionistas, resolvimos hacer cuatro actividades, en el interior del país. Hace quince días fue en Young con todo lo que podía ser la asociación en el litoral, arrancando de Bella Unión hasta llegar a Dolores. Hoy acá en Durazno, la ruta cinco. Vinieron gente de Artigas, Rivera, Minas de Corrales, Paso de los Toros, Tacuarembó, vino gente de Sarandí y también de acá de Durazno.
Estamos muy satisfechos porque las propuestas que estamos presentando son bienvenidas y, además, cada una de ellas tiene el respaldo técnico.
¿Cual es la principal crítica que ustedes le hacen a la reforma de la seguridad social, impulsada por este gobierno?
Primero, no fue una reforma a la seguridad social, fue una reforma del derecho jubilatorio y pensionario.
La fundamentación era que hay que reformar porque vivimos más años, por lo tanto durante más tiempo hay que pagar la jubilación y además somos una sociedad que va envejeciendo. Por lo tanto, sostuvieron desde el punto de vista de la sostenibilidad financiera, que era un problema para las futuras generaciones. Y por eso había que trabajar más años, y nos obligan a las futuras generaciones trabajar hasta los sesenta y cinco años de edad.
Sí, por suerte, avanza la ciencia médica y vivimos más años, busquemos en ese proyecto cuál es la calidad de vida con que vamos a llegar a viejos. Porque vamos perdiendo autonomía, a veces precisamos de cuidados. Para mantener una vejez activa tienen que haber políticas, como las que desarrollamos en las asociaciones de jubilados, que la los socios van, a hacer recreación, a hacer gimnasia, adaptada para la tercera edad, pero en definitiva, paseos. No viven aislados, ese es otro problema que tenemos los adultos mayores, la falta de comunicación, el aislamiento. Hay mucha gente que vive sola, que queda de repente viudo o viuda y la familia en un mundo cada vez más revolucionado, a veces no pueden ni atenderlo.
No hay nada de eso en esta ley que se aprobó, no hay nada de eso. Y cuando el BPS nos muestra que en marzo, hace dos meses atrás, se jubilaron dos mil seiscientas personas, ciento cinco ya por el sistema nuevo. El promedio de edad de los que se jubilaron, se jubilaron con sesenta y tres años. Así que el ahorro no va a ser por el lado de postergar la edad de jubilación. Porque si hoy te jubilas con sesenta y tres años y ocho meses, obligan a trabajar hasta los sesenta y cinco al que nació después de mil novecientos setenta y tres. Por lo tanto el ahorro es de un peor cálculo jubilatorio.
Es decir, la sostenibilidad financiera no la van a conseguir por el lado de postergar la edad de retiro, sino por el lado de dar una peor jubilación.Esto es lo que criticamos en el parlamento cuando fuimos tanto los trabajadores como nosotros y los directores. Fuimos los dos directores, el de los trabajadores y el de los jubilados, planteamos que había gente que iba a perder, el ex ministro Mieres nos decía que no, que todos íbamos a ganar. Y resulta que aprobaron y promovieron la ley el dos de mayo y en octubre hicieron reformas para que la gente no se perjudicara tanto.
Y es un tema de rigor técnico no ideológico. Porque no estamos contra el lucro cada cual pone un negocio para ganar plata. El problema es que lo lamentable es que se quiera ganar plata con un derecho humano como la seguridad social y no dando nada.
La seguridad social en el mundo está siendo un problema. ¿Qué reforma plantean ustedes en BPS para poder saldar las cuentas y encontrar un equilibrio financiero?
Bueno, primero habría que ver si es posible, en un mundo del trabajo que cambia tanto, seguir pensando que solo se puede financiar la seguridad social con el aporte obrero patronal, como es histórico en el Uruguay. ¿Por qué decimos esto? Porque la tecnología avanza cada vez más, y yo vine de Montevideo para acá, pagué peaje, pero ni saqué plata de bolsillo ni hubo nadie que me recibiera. Entonces hay un cambio y un aumento de la productividad en el dueño de ese medio que está ahí sobre la ruta. O cuando voy a un supermercado y no tengo cajero, yo mismo me cobro, me facturo y hasta me embolso todo.
Entonces, no habrá que pensar si en esas ganancias y ese aumento de productividad algo no podría venir al BPS. Por otro lado, BPS deja de recaudar doscientos setenta millones de dólares por exoneraciones. Yo creo que teníamos que analizar si está bien que sigamos exonerando a todos los que estamos exonerados.
Porque, por ejemplo, una cosa es una institución deportiva que brinda un servicio a la población en un barrio pobre y los gurises para en vez de estar en la calle, estén en una institución deportiva. Y el estado, que es el responsable, le dice al club, no pagues aporte patronal, estás exonerado. Pero hay sociedades anónimas deportivas, que vienen a hacer una triangulación con jugadores, que no les dan ningún servicio a la sociedad Algunos no tienen ni cancha de fútbol, ya no estoy hablando de estadio, ni cancha de fútbol tienen. Y venden jugadores y no pagan un solo impuesto, ¿es justo? ¿Es necesario? ¿Qué le devuelve a la sociedad eso?
O una cosa es la educación de vuelta con las mismas características que hablaba del deporte, los padres franciscanos, los salesianos que en determinado momento fueron lugares pobres y pusieron un pequeño instituto o colegio y el Estado le sostendrá el aporte. Pero una universidad en Punta del Este que me cobra igual diez mil dólares de matrícula y no cualquier hijo de trabajador puede ir ahí, están exonerados de aportes patronales, mientras la universidad pública paga aportes patronales.
En la salud es lo mismo. Una cosa, que haya una mutualista que tal vez no tiene un fin de lucro, más allá que se pueda analizar todo lo demás, pero otra cosa es servicios como el que brinda el Británico, que yo con la cápita no me puedo hacer socio, tengo que poner diez, quince mil pesos por encima de la cápita, pero y sin embargo, esos privilegios que es para un pequeño colectivo los paga toda la sociedad. Entonces, hay mucho para hacer en materia de ver el financiamiento.
¿Qué opinión tenés sobre el plebiscito de octubre sobre la seguridad social?
Cuando lo discutimos en el congreso el año pasado, por la composición de unas puertas de diferencias de visiones políticas, ideológicas y filosóficas, resolvimos que cada asociación tuviera la libertad de acompañar o no ese plebiscito.
A partir de ahí es lo que empezamos a hacer nosotros, tratar de construir propuestas, porque una ley se cambia con otra ley. Haya el resultado que haya, en el plebiscito, precisamos legislar.
Desde el punto de vista del contenido es justo, pero las grandes reformas y en particular en materia de seguridad social hay que ir progresivamente por qué no se resuelve de un día para el otro.
