Lorena es la propietaria de La Cucha, una propuesta que atiende todas las necesidades de las mascotas y busca generar bienestar y confianza. Además, es estudiante de Veterinaria en la última etapa, un proyecto próximo a concretarse en su vida.
“Me llamo Lorena Colina, trabajo en La Cucha ya hace más de 10 años Mi familia está compuesta por mi esposo Fabián, mi hija Franca y Rafael mi hijo” contó la responsable de La Cucha presentándose. “Los hobbies son para mí la natación, que es mi cable a tierra y me llena el alma y también pasar tiempo al aire libre, en contacto con la naturaleza y en familia” agregó.
La Cucha hoy es un conocido lugar en nuestra ciudad, pero comenzó a gestarse cuando Lorena estaba en Montevideo, estudiando. “La Cucha tuvo sus orígenes cuando yo estaba estudiando veterinaria en Montevideo y para poder ayudar desde un punto de vista económico, comencé a hacer baños y esquilas en diferentes veterinarias, me manejaba en una bici, con una mochila en el cual llevaba todas las herramientas para trabajar. Cuando me mudé a Durazno comencé a trabajar en lo mismo, hasta que decidí instalarme en un lugar físico definido. Obviamente que con muchos miedos e intrigas al empezar un camino nuevo, yo en el fondo estaba segura de que podía, pero siempre un poquito de incertidumbre tenía” contó. “Siempre traté de ser muy responsable y sincera con mi trabajo y con los primeros clientes, siempre acepté las críticas desde un punto positivo que me enriquecen en lo que es mi trabajo” agregó.
Sobre su postura ante la empresa y las características de su perfil como propietaria de La Cucha nos contó que “sin dudas que el ser mujer carga mucha cosa en nuestro propio ADN. No lo podemos cambiar. Yo como madre hoy me siento que puedo todo y que puedo con todo y es ahí donde me equivoco, porque también hay que aceptar que no podemos con todo, en un momento de nuestras vidas es una decisión muy valiente” dijo. “Sin duda la maternidad es algo que nos moviliza a todas y la demanda de esa persona las 24 horas. Los primeros meses son difíciles, pero al pasar el tiempo ya todo se va acomodando, yo me acostumbré a ser mamá y ellos a mamá y su trabajo. Hoy en día agradezco no haber bajado los brazos y que mis hijos vean que mamá trabaja y también estudian. Que todo se puede pero a su tiempo” reflexionó.
Lorena es una agradecida de la vida y de las personas que la rodean para poder llegar hasta donde está hoy. “Sin dudas que para lograr todo lo que mencione es importante gente que te aliente y apoye en tus convicciones, por mas locas que parezcan. Agradezco a mamá que siempre me ayudó con Rafa para que yo siguiera tabajando y estudiando. Papá con sus charlas motivadoras sobra la vida y la familia, mi hermano porque me ayudó a comprar mi primer máquina. A Fabián por confiar en mi loca idea de La Cucha. Mariana Alvez, mi primer compañera de La Cucha, de quien tengo recuerdos inolvidables, divina persona. A Richard y Johana, mis actuales compañeros de trabajo, gracias a ellos y también a los clientes, ya casi amigos algunos, por confiar en nuestro trabajo” dijo.
Con muchos proyectos por delante, Lorena está decidida a concretarlos. “El primer proyecto sería no dejar de renovarme en lo que se refiere a La Cucha, mantenerme actualizada, otro proyecto sería terminar Facultad de Veterinaria, en la cual estamos en carrera y nos faltan muy pocos exámenes. El tercer proyecto de vida que tendría sería poder escaparme a nadar en todos los rinconcitos del Uruguay donde hay un pedacito de agua, eso me ayuda a pensar mejor las cosas. Y se me ocurren ideas mientras nado. El último proyecto, no menos importante, por ser el último, es transmitirle a mis hijos que vale la pena el esfuerzo y que mamá muchas veces puede y otras no, pero que nunca se detiene” finalizó.