Paula es vegana y desde su posición ante la vida, evitando la crueldad y el sufrimiento animal, se plantea un servicio a quienes quieren profundizar en el tema, además de vivir la vida con toda la sensibillidad hacia ellos.
“Mi nombre es Paula López Moreira y soy de Sarandí Grande (Florida), pero actualmente vivo en Durazno. Tengo 30 años y hace tres mi vida dio un giro bastante grande. Me cuestioné un montón de aspectos y siento que fui consciente por primera vez de que me estaba convirtiendo en otra persona. O más bien conecté conmigo y me reconocí como tal, como quien realmente era” contó. “No creo en las casualidades, así que seguro se dio por la crisis de los 30 o el retorno de Saturno, que en la astrología se trata de un evento muy importante a nivel personal y que te ayuda a despertar y a reajustarte si no estás alineada contigo en lo que venís haciendo. En este despertar empecé a vivir de otra manera, aprendiendo a conectar lo que pensaba y lo que sentía con lo que hacía, porque antes lamentablemente estaba más pendiente del afuera que de lo que ocurría dentro de mí. Bueno, creo que a muchos nos pasó en algún momento” agregó.
Desde el 2020 Paula está en este proceso, que no es fácil, pero que la llena de satisfacción. “Aún sigo en el proceso porque sabemos que la vida no es lineal y que tiene sus subidas y bajadas, pero creo que haber hecho esa toma de consciencia en el 2020 fue un antes y un después. Ahora intento que el piloto automático no me gane (aunque no siempre me sale) y trato de vivir más consciente y disfrutar de lo que me gusta hacer, como leer, reflexionar, meditar, comunicar y compartir momentos, así como escuchar música” contó. “Entre esos cuestionamientos que me hice aparece el veganismo. Siempre fui una persona que amó a los animales, pero no era consciente del daño que les estaba haciendo con mis acciones. Yo era vegetariana, entonces nació en mí la necesidad imperiosa de alinear mi vida con una mejor relación con los demás animales y me hice vegana. Si bien entiendo que el vegetariano (que lo es por los animales) no come carne y, en consecuencia, no apoya la industria cárnica ni que los animales mueran, las demás industrias (como la láctea, la de los huevos, la textil, la de los cosméticos, etc.) también son muy crueles y terminan matando a los animales. Por eso creo que para respetar a los animales hay que ser veganos y así fue: me hice vegana. No pasó de un día al otro, claro; tuve mi proceso” dijo. “El veganismo es un principio que está relacionado con eso, con el respeto hacia la vida de los demás animales. Una persona vegana, en cada decisión que toma (no solo en la alimentación, sino cuando se viste, se divierte, se higieniza, etc.), en la medida que puede tiene en cuenta a estos seres y sus intereses, como vivir en libertad, que eso no nos enseñan cuando somos niños. Porque los demás animales tienen intereses por su capacidad de sentir y valorar sus vidas, lo que es dado por tener un sistema nervioso central, como nosotros. Esto está estudiado por neurocientíficos, no lo digo yo. Entonces, tienen el deseo de vivir libres, felices, acompañados de sus familias, jugando… así que me pregunté quién era yo para quitarles esa libertad y sus vidas. No tenía sentido y para mí no había marcha atrás” contó.
Paralelamente a sus cambios, comenzó a difundir su filosofía de vida, compartiendo y empatizando con emprendedores que estaban en ese mismo camino, a través de las redes sociales. “Al haber dado con esa información, cambié mi manera de ver a los animales, mis hábitos, y emprendí en comunicación vegana escrita de forma digital. La respuesta ha sido muy positiva. Como estoy en una etapa inicial, los emprendedores poco a poco me van conociendo y se acercan a consultarme, o yo me acerco a ellos. Me dirijo a emprendedores cuyos productos y servicios son veganos y libres de testeo animal, la idea es ayudarlos a comunicarse y crecer a través de sus textos comerciales. Doy asesorías de comunicación vegana y servicios de escritura comercial, ya sea para redes, páginas web, folletos u otro canal de comunicación” reflexionó. “Todo lo hago de forma virtual, no son servicios presenciales, y está dirigido a marcas que no utilicen animales en su elaboración, testeo o distribución de productos y servicios. Por suerte, el proceso viene muy bien, un poco lento, pero bien. Estoy muy contenta porque llegan personas
alineadas a estos valores, con negocios muy amigables para los animales y el planeta, y eso me deja muy feliz” dijo. La gran pregunta es ¿hará el veganismo un mundo mejor? “El veganismo hace un mundo mejor porque se basa en valores como la verdad, el respeto, la igualdad, la justicia, el amor, la paz, hacia los animales y, si trasladás estos valores a todo lo que hacés en tu vida y a tu entorno, sin dudas, el mundo sería mucho mejor y las consecuencias superpositivas. Eso sí la coherencia entre estos valores y tus acciones debe primar” agregó. “En este camino tengo mis momentos de alegría y de tristeza, como todo, porque ser vegano en un mundo que no lo es, para mí -que soy muy sensible-, no es fácil. Por un lado, sos feliz porque sabés que en tu día a día estás ayudando a los demás animales, porque no apoyás actividades que los usen, y en mi caso, además, intento crear conciencia reflexionando sobre la relación que tenemos con ellos, pero a la vez sabés que todos los días mueren millones y millones de animales en el mundo. Esta es la parte más difícil y triste, pero intento no enfocarme en ello por mi salud” finalizó.
